Antonio Cuerda cocinaba tan bien en su carpa de la Feria de Albacete que enseguida vio la oportunidad de abrir un bar en el Barrio del Pilar para reunir a los amigos. Su cocina típica albaceteña comenzó a hacerse muy popular y platos como los pinchos morunos, magra con tomate, chorizos, morcillas, caracoles, forro (careta de cerdo) o los higadillos y mollejas, acompañados de una buena bodega y el cuidado servicio de la familia, consolidaron el negocio.
Chef Antonio Cuerda.
Hoy, son sus hijos Francisco y Antonio los que llevan el negocio. El primero trabaja en la sala, y se encarga de la bodega, y el segundo es un chef aplaudido en Albacete. Su cocina creativa basada en el recetario clásico, las ricas tapas que elaboran y los diferentes premios y participaciones en concursos gastronómicos, hacen del Bar Restaurante Cuerda un imprescindible del Albacete más culinario.
Bar Restaurante Cuerda
Apenas 14 mesas y una barra componen un universo gastronómico lleno de personalidad, que se apoya en platos como el ajo de matadero, servido con hígado y pringue o el atascaburras manchego, también llamado ajo mortero o ajo arriero, elaborado con patata, ajo, bacalao y huevo. También sus croquetas caseras de cocido de crema de chorizo, los arroces o las originales y sabrosas tapas de oreja de puerco “crunch”, churros de berejenas o el chupachups de queso de cabra.
Es una evolución bien entendida, donde el equilibrio entre lo aprendido en casa se une a la ambición de cualquier buen cocinero por sorprender y satisfacer a sus amigos y clientes. Hay platos épicos y únicos que solo se pueden degustar en el Bar Restaurante Cuerda, como el buñuelo de cordero con crema de coliflor o el “miguelito” relleno de codillo, setas y manzana. Una genialidad riquísima que parte de la idea del dulce típico de La Roda al que los hermanos Cuerda convierten en bocatto di cardinale al llevarlo al plano salado, con el crujiente de hojaldre que envuelve un guiso sensacional.
En la bodega, más de 100 referencias, donde predominan los vinos de La Mancha, que reposan junto a Riberas del Duero, Riojas, vinos de Madrid, Somontano y Jumilla, acompañan la cocina de Antonio para crear importantes momentos gastronómicos difíciles de olvidar.
Entre los maridajes propuestos por Antonio y Francisco Cuerda está, precisamente, el Miguelito de codillo con un Altos de la Finca. Una encuentro perfecto entre la potencia del plato con la mágica mezcla de las variedades Syrah y Petit Verdot, cultivadas en las mejores parcelas, entre la Sierra de Gredos y los Montes de Toledo, de la bodega Finca Constancia.
El Bar Restaurante Cuerda está en la calle Gracias, 8. Albacete.
