Una cocción lenta, en horno de barro, de corderos lechales criados en libertad por pastores, que son parte de la familia desde hace décadas, es la esencia de la calidad y el sabor que ha hecho de estos restaurantes un emblema de disfrute gastronómico.
Era el año 1983 cuando la familia Palomero llegaba a Madrid desde Aranda para iniciar una nueva aventura en busca de oportunidades. Cocinaban tan bien en la pensión que abrieron que enseguida entendieron ofrecieron los mejores productos de su tierra.
Han pasado muchos años desde que inauguraran su primer restaurante en la capital madrileña, en Plaza de Castilla. Lo interesante es que ellos ya sabían lo que era ser sostenible, que comprendieron de manera natural la importancia de comprar la materia prima a los amigos con los que se criaron y crecieron en Aranda y que, desde el minuto uno, supieron poner en valor ese conjunto de virtudes que hoy sigue siendo el alma y la filosofía que les ha llevado al éxito.
Susana Palomero, hija de los fundadores y actual directora del grupo Asador de Aranda, explica que “todo nace de la visión de mi padre, de su motivación como emprendedor y del apoyo incondicional de mi madre. Juntos crearon los cimientos de lo que es hoy el Asador de Aranda”.
40 años poniendo el valor el lechazo
El cuidado, el cariño y la calidad en la selección del producto, respetando “nuestra manera auténtica de hacer las cosas”, como les gusta de decir a los Palomero, es esa constante que ha elevado al Asador de Aranda a la posición de referente.
Sin embargo, la evolución y actualización siempre ha sido otro de los pilares de la notoriedad de su cocina, entendiendo al comensal. Por este motivo, su carta tiene platos que acompañan muy bien al protagonista absoluto: el cordero lechal al horno. Entrantes como chorizo de la olla, la morcilla de arroz, las yemas de espárragos con salsa fina, los pimientos del piquillo en su jugo y la ensalada Asador, son parte de esa celebración gastronómica.
En su bodega, vinos de Rioja y Ribera del Duero, perfectos para armonizar con el tierno y sabroso sabor de la jugosa carne del lechazo. Y de postre, recetas artesanas, como el soberbio hojaldre con crema.
Cuando el último bocado deja ese gesto de felicidad en el rostro de los comensales, la casa invita a orujo y rosquillas caseras. Después, tu cabeza solo piensa en lo sucedido y cuándo repetirás la experiencia.
La familia Palomero son los que enseñaron a Madrid a comer y disfrutar del mejor lechazo de Aranda. Hoy, su discurso sigue siendo el mismo. Impresiona saber que todas y cada una de las decisiones tomadas y puestas en valor para levantar este grupo de restauración sigan tan vigentes.
“Desde nuestros restaurantes queremos mandar un reconocimiento a las personas dedicadas a mantener este ecosistema y entorno. Sin su trabajo no tendríamos el resultado gastronómico que nosotros buscamos”, explica Susana Palomero.
El grupo Asador de Aranda tiene actualmente varios restaurantes en Madrid, Barcelona, Oviedo, Sevilla, Valencia, Zaragoza y Dubai. Otros restaurantes de la familia son La Farmacia, El lagar de Milagros, Castillo de Izán y El Figón de Recoletos.
Actualmente han desarrollado un servicio de entrega a domicilio para poder tener en casa el lechazo recién horneado, respetando todos los estándares de calidad del Asador de Aranda.
