Un escenario diferente que te aleja del bullicio. Un pasaporte a la pausa, con luces tenues y materiales naturales en la decoración como escenario de una fiesta gastronómica donde comprendes, desde el primer momento, que estás en manos de profesionales dispuestos a ofrecerte una gran experiencia. Estamos en el restaurante Terracotta.
Una obra textil, inspirada en el mantón de Manila, cuelga sobre una pared de piedra vista. Una gran barra de bar domina la primera sala y los tonos naranjas inundan el comedor más reservado. El restaurante Terracotta transmite una esencia “slow” que resulta perfecta para poner todos los sentidos en su propuesta culinaria.
En su carta, platos muy bien pensados que juegan con el producto de temporada y la esencia de la cocina mediterránea, rozando la sofisticación, sin quitar protagonismo al buen producto.
Borja Nieto, sumiller del restaurante Terracota, es un enamorado de Finca Moncloa.
Restaurante Terracotta
Croquetas de carabinero con velo de ibérico y alioli de ajo negro, brioche de calamares con limas encurtidas o ensaladilla cremosa con piparras y atún. Buen comienzo. En la copa un Fino Tío Pepe muy frío. Borja Nieto, el sumiller de Terracotta ha confeccionado una bodega amplia y variada donde recorrer las diferentes D.O. españolas en busca de buenos vinos.
Croquetas con carabineros y velo ibérico.
Un tinto de Cádiz como Finca Moncloa acompaña a la carrillera de ternera glaseada con parmentier. Gran armonía, buena sugerencia.
La carta del restaurante Terracotta no deja de sorprender al comensal por su buena ejecución y la perseverante calidad de sus platos.
Maridajes de alto nivel
Finca Moncloa y chipirón de anzuelo a la plancha, con emulsiones de tomate, ajonegro y lima.
Recetas como el bacalao al carbón con olivada, säam de papada ibérica glaseada con piña y hierbabuena, el magret de pato braseado con manzana asada, calabaza son salvia y demi glacée de naranja y canela o el steak tartar de vaca madura sobre brioche, elevan la cocina de Terracotta a la categoría de “volveré en cuanto pueda”.
Un servicio impecable, amable y preciso en la información, redondea la buena experiencia.
Puerro a la brasa con tartar de gambón.
Los postres mantienen el nivel del resto de
la propuesta. La tarta árabe de nata y lemon curd está muy buena. Así como la torrija o la cremosa de queso. Cualquiera de estos tres finales marida muy bien con la variedad Pedro Ximénez de Néctar.
Ahora es cuando aquella espléndida barra vuelve a recuperar su protagonismo y Borja Nieto despliega su cordialidad para explicar que la carta de cócteles es de autor, basada en ingredientes naturales con macerados propios y destilados artesanales. Y por si no pareciera suficientemente interesante, también elaboran sangrías cítricas, florales y afrutadas.
Cuando sales del restaurante Terracotta hay un instante de pérdida de la noción del tiempo, quizás la claridad de la luz de Madrid te haga regresar de nuevo para entender que has estado en un lugar especial, que te han cuidado muy bien y que has comido y bebido estupendamente. ¡Nos lo apuntamos!
Sangría cítrica y floral.
Restaurante Terracotta. Calle Velázquez, 80. Madrid.