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Fundada en 1911, Chinchón de la Alcoholera es uno de los principales elaboradores de anís en España. Actualmente, la marca exporta el 25% de su producción, siendo México y América del Sur sus principales destinos.
Chinchón de la Alcoholera ha recibido la visita del Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, Carlos Izquierdo. Guiados por el gerente de la compañía Francisco Domenech, el Consejero y otras autoridades han descubierto la esencia de esta marca donde la tradición y el respeto por el medio ambiente han marcado sus 108 años de historia.
Tradición centenaria
Los inicios de la marca líder de Anís de Chinchón se remontan al siglo XIX, cuando se creó la Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagres y Aguardiente de Chinchón. Esta corporación veló por el auge de la ciudad y por la elaboración del aguardiente que cada vez tenía más prestigio. Fue en 1911 cuando los cosecheros vinícolas de Chinchón fundaron la Sociedad Cooperativa Alcoholera de Chinchón para defender sus intereses y recoger la tradición destiladora.
Esta casa, que se incorporó a González Byass en 1969, elabora el icónico licor de anís a partir del grano denominado matalahúga y siguiendo el método tradicional de destilación de Chinchón, cuyo origen se remonta a principios del siglo XVII. El resultado de este proceso, que se completa con la aplicación de la más avanzada tecnología para una rigurosa y controlada producción, ofrece una bebida espirituosa singular y 100% natural.
Respeto por el medio ambiente
El segundo pilar que ha marcado su historia es el respeto por el medio ambiente. Entre las iniciativas más destacadas de este compromiso se encuentra su novedosa ecodepuradora con la que trata y purifica las aguas con un mínimo de consumo de energía y aprovechando las fuentes de la naturaleza. Basada en plantas macrofitas en flotación, es un sistema ecológico y sostenible que depura el agua y elimina la producción de fangos y olores sin consumir energía. En las raíces de estas plantas queda adherida la materia a tratar y, mediante la acción de los microorganismos presentes, se produce una digestión anaerobia.
Esta ecodepuradora presenta una clara diferenciación con la depuración tradicional en cuanto a novedad tecnológica y ahorro de consumo energético se refiere. Para el mismo volumen y características de tratamiento, y en comparación con una depuradora convencional, se produce un importante ahorro de energía debido a la escasa necesidad de potencia eléctrica por la inexistencia del tratamiento de fangos. Este ahorro se traduce en 7 toneladas/año de CO2. Además, se eliminan 6 toneladas de CO2 durante los 5 primeros años por asimilación vegetal (como imagen comparativa esas 6 toneladas son las emisiones producidas por un coche nuevo durante 340.000 kilómetros). Este balance favorable de emisiones de anhídrido carbónico ayuda a reducir el calentamiento global, del cual el CO2 es responsable.