A “XC Palo Cortado” y “Amontillado Viña AB Estrella de los Mares”, se unirá un nuevo vino de “ida y vuelta”. Se trata de un Tío Pepe muy especial de la vendimia 2016 procedente de dos pagos diferenciados: Macharnudo y Carrascal. Este Fino de Pago navegará a bordo del Buque Escuela de la Armada Española que iniciará desde Cádiz, el 12 de febrero, su 94º crucero de instrucción con el que culmina los actos conmemorativos del 500º aniversario de la primera circunnavegación del planeta.
Dos medias botas, previamente envinadas, guardarán en su interior Tío Pepe, el vino de Jerez más universal, durante la travesía que navegará por aguas del Atlántico y el Mediterráneo. Será un recorrido en el que este vino de crianza biológica, un vino vivo, experimentará una evolución noble y singular que marcará el carácter de este Tío Pepe navegante. Asimismo, se espera que tenga lugar en el interior de las botas una “crianza sumergida” *, que le aportará unos matices únicos.
González Byass cierra con Tío Pepe, su vino insignia, el homenaje a aquellos navegantes que cambiaron el curso de la humanidad. De esta forma, se vuelve a recuperar la tradición bodeguera de enviar vinos en “viaje redondo”, como sucedía siglos atrás. Y es que, durante la navegación, factores como la temperatura, la presión y, sobre todo, el vaivén continuo de las olas del mar, afectan a la crianza del vino, mejorando notablemente su organolepsia.
Antaño, estas condiciones provocaron que el valor de los vinos, conocidos como vinos “mareados” o de “ida y vuelta”, llegara a multiplicarse por cinco. Este escenario hizo que muchos bodegueros de la zona enviaran sus vinos en “viaje redondo” para incrementar su valor en el mercado. Con la llegada de los barcos de vapor, esta práctica cayó en el olvido hasta que González Byass, en colaboración con la Armada española, embarcó en 2018 dos medias botas de XC Palo Cortado y, en 2020, otras dos de “Amontillado Viña AB Estrella de los Mares”.
*Crianza sumergida: las condiciones de navegación y la ubicación en la bodega del barco, prácticamente al nivel del mar y con una temperatura más o menos uniforme durante toda la travesía, harán que la levadura, que es muy sensible a los cambios bruscos de temperatura, sufra menos. Las dos medias botas llevarán un vacío de 10 litros cada una que permitirá que los vaivenes del barco hundan la flor, provocando una mayor superficie de contacto y un metabolismo más intenso debido al oxígeno disuelto en el vino.