Aman el vino y están en la primera línea de venta. Tienen toda la información sobre consumo y tendencias. Un inagotable viaje por diferentes ciudades del España quiere darles protagonismo y aprender de su sabiduría. Comenzamos por La Rioja.
La Monumental de los vinos. Haro
En la capital del vino riojana, junto a la plaza de toros de Haro, un gran ventanal deja entrever grandes estanterías repletas de botellas de buen vino, hasta 300 referencias, casi todas de Rioja. Julián Marroquín se sube a una escalera para alcanzar un Reserva por el que le pregunta un turista alemán. El 80% de las ventas las hacen a turistas extranjeros y de personas de fuera de La Rioja. Además, venden conservas, embutidos, como el chorizo casero de Haro, y artículos del vino como copas, botas o sacacorchos.
Pedro Frías, el dueño de la tienda de vinos, nos cuenta que son la tercera generación que se dedica a la venta de vino y saben de la importancia del “chiquiteo” en barrios como la Herradura, donde los turistas prueban diferentes vinos, que después querrán comprar.
Lo que más se vende, por goleada y lógica, son vinos de La Rioja Alta. “Reserva, los extranjeros y Crianza, los españoles”, explica Pedro.
En los últimos años se han vendido muy bien los vinos rosados y los claretes pero, desde hace un año, los blancos están muy de moda.
Julián Marroquín en La Monumental de los Vinos. Haro. La Rioja.
Vinos Castro. Santo Domingo de la Calzada
Esta vinoteca estuvo, desde 1952, junto a la catedral. Despué,s en la calle Mayor y, ahora, en la avenida de Burgos, 14. Cuenta con más de 200 referencias de vino y 140 de licores.
Alberto Valderrama ha confeccionado su bodega con vinos de La Rioja Alta y Alavesa, a partir de vinos de bodegas pequeñas y vinos especiales de grandes bodegas. También, con destilados y vermouth que, asegura, “están de moda”.
En sus estanterías encontramos algunas rarezas, como vinos elaborados en ánfora de barro o vinos de autor, además de champagne francés y vinos de Jerez, como Tío Pepe.
En su exposición se pueden ver algunas joyas enológicas que no están a la venta, pero ofrecen esa historia de las bodegas a modo de museo.
“Mi cliente busca vinos menos habituales, cosas difíciles de encontrar. La edad media ha bajado y el público femenino compra mucho vino blanco”, comenta Alberto mientras Pedro Castro, el fundador de la vinoteca, añade que “la uva Tempranillo es la que mejor hemos sabido hacer por aquí”.
Pedro Castro y Alberto Valderrama en Vinos Castro, en Santo Domingo de la Calzada, La Rioja.
